Por José Blas Fernández Sánchez.
Presidente del Colegio Oficial de Graduados Sociales de Cadiz y Ceuta y presidente del Consejo Andaluz de Colegios Oficiales de Graduados Sociales.
Cada 10 de febrero, el Colegio Oficial de Graduados Sociales de Cádiz y Ceuta recuerda con respeto y gratitud la figura del magistrado Rafael Martínez Emperador, víctima de un cruel atentado terrorista en 1997. Su trágico asesinato nos arrebató a un jurista excepcional, un humanista comprometido y un referente en el Derecho del Trabajo en España.

El magistrado Martínez Emperador fue una de las figuras clave en la consolidación de la jurisdicción social como pilar fundamental de nuestro sistema democrático. Sus sentencias, su contribución a las reformas laborales de 1980, 1984 y 1994, y su generosa disposición a compartir su conocimiento con los graduados sociales marcaron un antes y un después en nuestra profesión.
Solo dos meses antes de su asesinato, había visitado Cádiz invitado por este Colegio, impartiendo una conferencia en el marco de nuestro 25º aniversario. Aquel encuentro quedó grabado en la memoria de todos los que tuvimos el privilegio de escucharle.
En honor a su legado, el Colegio le otorgó su nombre a nuestra Escuela de Práctica Jurídica “Rafael Martínez Emperador”, convirtiéndola en un símbolo permanente de su compromiso con la formación y la excelencia profesional. Además, en la sede de la Casa de Iberoamérica, antigua Cárcel Real y sede judicial en los años 90, se colocó una placa conmemorativa que visitamos cada 10 de febrero en señal de homenaje.
Este año, en el que celebramos el centenario de la profesión de graduado social, su recuerdo cobra un significado aún más profundo. Nuestro desarrollo profesional ha estado estrechamente ligado a la evolución de la jurisdicción social y a la labor de magistrados como Rafael Martínez Emperador, que dignificaron y reforzaron el papel de los graduados sociales como operadores jurídicos esenciales en el ámbito laboral y de la seguridad social.

El centenario de nuestra profesión nos brinda la oportunidad de reafirmar nuestro compromiso con la justicia social, la formación continua y la defensa de los derechos de empresas y trabajadores. Pero también nos obliga a preservar la memoria de quienes, con su trabajo y sacrificio, nos han permitido avanzar en este camino.
Por ello, hoy, más que nunca, reivindicamos la importancia del recuerdo y del reconocimiento a figuras como la de Rafael Martínez Emperador, cuyo legado sigue vivo en cada uno de nosotros.
Un Colegio que no olvida, una profesión que avanza.