Seguimos recorriendo nuestra historia y el año 1977 fue un punto de inflexión en la transición democrática de España, y dentro de este proceso, los graduados sociales desempeñamos un papel fundamental en la consolidación de un sistema basado en el derecho laboral y la justicia social. Nuestra labor dentro del marco de las relaciones laborales y el asesoramiento jurídico fue clave para garantizar una transición ordenada en el ámbito empresarial y sindical.

En este año se aprobaron los Estatutos de los Graduados Sociales, un hito fundamental en el reconocimiento y regulación de esta profesión dentro del marco jurídico y laboral del país. En un contexto de transición democrática, los graduados sociales consolidaron su papel como asesores esenciales en materia laboral y de seguridad social. Se reconoció nuestra función como expertos en derecho laboral, mediadores en conflictos entre empresas y trabajadores y asesores clave en la aplicación de las nuevas normativas laborales que surgían en la nueva democracia. En un momento de cambio, ayudamos a muchas personas que en la anterior legislatura habían perdido derechos laborales, brindándoles el respaldo y la orientación necesarios para recuperar su estabilidad y dignidad en el mundo del trabajo.

En conclusión, 1977 no solo representó un hito normativo para nosotros, sino también el reconocimiento de nuestra vocación de servicio y compromiso con la justicia laboral. Nuestro papel en la construcción de una España más equitativa y democrática no solo dignificó nuestra profesión, sino que también dejó una huella imborrable en la historia del derecho laboral del país. Hoy, nuestro legado sigue vigente, recordándonos que el progreso social se construye con esfuerzo, conocimiento y una firme defensa de los derechos de todos los trabajadores.
Cien años de historia, un legado que continúa.