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ENTREVISTA AL COLEGIADO EJERCIENTE NÚMERO 1.298, LUIS HIEYTE GAMBÍN

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Mi nombre es Luis Hieyte Gambin y soy Graduado Social Colegiado desde el año 2011. Nací en la ciudad de Bilbao el 04 de julio de 1982, aunque resido en Chiclana de la Frontera desde hace más de 20 años. Me diplomé en el 2007 en Relaciones Laborales en la Universidad de Cádiz, y continué mis estudios, en los siguientes años, logrando titularme también en dos Técnicos Superiores, el primero en Asesoría laboral y el segundo en Gestión Fiscal, compaginando ambos estudios con diferentes trabajos de distinta índole. En el año 2011 decidí colegiarme como Graduado Social y comencé a ejercer esta profesión hasta la actualidad.

¿Qué te impulsó a ser Graduado Social?

Durante mi juventud, trabajé en multitud de empleos distintos, y en muchos de ellos, no se respetaban los derechos laborales de los trabajadores, e igualmente, en otros, eran los empresarios los que sufrían abusos por parte de sus empleados. Estas situaciones injustas fueron las que despertaron mi interés en ejercer la profesión para poder velar, de forma directa, por los derechos y obligaciones que se exigen, tanto de los trabajadores, como de las empresas.

¿Cómo ves ahora la profesión?

Desde que comencé a ejercer, hace ya más de diez años, la profesión ha experimentado una transformación importante y progresiva. Actualmente, en mi opinión, el ser Graduado Social requiere de constancia, formación continua, estudio permanente y, sobre todo, armarse de paciencia y empatía, ya que la evolución de los medios telemáticos, la legislación que permanentemente está cambiando, y la difícil situación económica actual, exige a los profesionales una preparación y actitud extraordinaria que va más allá de lo puramente académico.

¿Recuerdas alguna situación concreta a lo largo de tu trayectoria que merezca considerarse un ejemplo de tu desempeño profesional?

Sin duda, uno de los momentos más importantes, difíciles y satisfactorios de mi carrera profesional fue cuando surgió mi primer encargo jurídico. Se trataba de un procedimiento de despido complicado por existir concatenación de contratos temporales y otra serie de incumplimientos que había que demostrar. Además el Letrado que representaba a la empresa era un profesional con mucho prestigio y con una experiencia muy extensa, lo cual complicaba aún más mi primera intervención en sala. Considero este asunto un ejemplo de desempeño porque desde el momento en el que el trabajador pisó mi despacho por primera vez, no me conformé únicamente con estudiar la legislación y revisar la jurisprudencia, sino que me preocupé y esforcé por convertirme en un experto jurista. Para conseguir esta meta, lo primero que hice fue inscribirme en el “Curso de Procedimiento Laboral” organizado por la “Escuela de Práctica Jurídica-Laboral “Rafael Martínez Emperador” creada por nuestro Exmo. Colegio Profesional, lo cual me sirvió para conocer en profundidad la jurisdicción social y sus peculiaridades. Paralelamente, mantuve conversaciones y reuniones con compañeros ejercientes para resolver dudas y aprender de sus experiencias, ayudándome muchísimo de forma altruista y desinteresada, y por ello, siempre les estaré agradecido. Además de estas iniciativas de aprendizaje, hice un esfuerzo adicional constante durante seis meses, sacando tiempo de donde no hay, para acudir al juzgado de lo social dos días en semana para asistir como público a sala con el fin de observar “in situ” el desarrollo del acto de juicio, y así asimilar todo lo posible, además de aclimatarme a la situación.

Considero que esta situación es un ejemplo de mi desempeño profesional, no solo por conseguir mi objetivo de defender correctamente los derechos de mi representado, sino por mi preocupación e interés constante en convertirme en un profesional competente y preparado.   

¿Qué opinión te merece el Colegio? ¿Crees que ha defendido y defiende los intereses de los Graduados Sociales?

En mi opinión, y seguro que coincide con la de la gran mayoría de compañeros, nuestro Colegio Profesional demuestra constantemente su interés por mejorar la situación de esta difícil profesión, preocupándose por mantenernos informados de las novedades, ayudarnos a desarrollar nuestro trabajo y velando por los intereses del colectivo. Como anécdota, y con el fin de manifestar lo que otros profesionales pertenecientes a otros Colegios tienen de nuestra institución, pongo el ejemplo de lo que mi mujer, que es Farmacéutica colegiada del Exmo. Colegio de Farmacéuticos de Cádiz y que siempre me dice: “ojalá mi Colegio Profesional, que funciona de forma muy correcta, tuviera el mismo interés y preocupación por sus miembros que tiene el Exmo. Colegio Oficial de Graduados Sociales de Cádiz y Ceuta”.  

¿Qué logro más importante consideras que la profesión ha tenido? Y, por tus conocimientos ¿Cómo crees que la sociedad ha encajado esos logros?

Sin duda, y siendo consciente de que los logros conseguidos por este Exmo. Colegio Profesional son innumerables, destacaría la gran labor realizada, desde hace muchas décadas, para que a los Graduados sociales se nos reconozca, tanto en el conjunto de la sociedad, como por parte de otros colectivos profesionales y administraciones públicas, como juristas profesionales del orden social y expertos en todos los ámbitos de la amplia materia que supone el derecho laboral.

¿Qué aconsejas a los Graduados Sociales en estos difíciles momentos?

Atendiendo a la difícil situación económica actual, los constantes cambios en la legislación, las nuevas obligaciones que las administraciones públicas exigen y la complejidad existente para el correcto desarrollo de nuestra labor, mi mejor consejo sería que cada compañero se arme de paciencia y empatía con cada situación, continúe con su formación continua y reciclaje, y por supuesto, ante todo, ser compañero, ayudar y preocuparse por sus iguales y velar por el cumplimiento de los derechos y obligaciones de todos los entes que participan en el ámbito de las relaciones laborales y fiscales, ejerciendo la profesión de forma coherente y competente, e igualmente, ser firme ante sus convicciones, ética profesional y valores personales, descartando, al margen de los intereses económicos que cada profesional tenga, aquellas situaciones que impliquen la degradación de la profesión, el incumplimiento de la legislación aplicable y el ejercicio de prácticas que no se correspondan con la filosofía del “buen ejercicio profesional”. A largo plazo, y lo digo por experiencia, el hecho de desarrollar la profesión de forma responsable depura la cartera de clientes y se acaba obteniendo un reconocimiento profesional positivo, que genera compañerismo, clientela adecuada y satisfacción.    

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