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ENTREVISTA AL COLEGIADO EJERCIENTE JAVIER CARRIÓN RONCERO, Nº 400

Nací en Puerto Real en 1963, y en Puerto Real ejerzo como Graduado Social desde 1986.

Aunque en un principio inicié mis estudios de Derecho en Jerez en 1981, en Septiembre de 1983 me matriculé en el Centro de Estudios “San Raimundo de Peñafort”, dependiente de la Escuela Social de Granada, compatibilizando ambas carreras, y obteniendo el título de Graduado Social en junio de 1986 por aquella Universidad, para colegiarme en diciembre de ese mismo año, recién terminado el servicio militar.

Posteriormente, en 2008, obtuve el título de Licenciado en Ciencias del Trabajo.

Actualmente continúo ejerciendo, y dirijo una Asesoría de empresas y autónomos fundada por mi padre (q.e.p.d.) en abril de 1974, Asesoría Carrión.

Son, por tanto, 35 años de carrera profesional que he podido cubrir gracias al incondicional apoyo de mi familia y de mis empleados y colaboradores, y tengo la enorme satisfacción de que mi hijo mayor, tras haber terminado la carrera, ya colabore conmigo en el despacho, y de que el pequeño vaya por el mismo camino, continuando la labor que tanto mi padre como yo llevamos a cabo desde hace casi 50 años.

Es un orgullo para mí ser Graduado Social, y que coincidan en el mismo año mis 35 años como colegiado con el 50 aniversario del Colegio de Cádiz.

¿Qué te impulsó a ser Graduado Social?

Cuando mi padre fundó la Asesoría yo tenía 10 años, y desde pequeño he vivido ese ambiente en casa. De tal manera que con apenas 15-16 años, aprovechaba los Veranos para ayudarle rellenando a mano cabeceras de nóminas y los Modelos A2/2 a máquina de escribir, y también repartiendo documentación a los clientes.

Desde 1986, ya como profesional colegiado, estuve trabajando al lado de mi padre, y en 1995, me hice cargo del despacho en solitario, al ser él nombrado  alcalde de Puerto Real. Fueron años inolvidables a su lado, y sus enseñanzas y estilo de hacer las cosas las incorporé a mi vida profesional.

Afortunadamente, uno de mis hermanos, Licenciado en Derecho, está conmigo en el despacho, lo que resulta un apoyo fundamental para poder sobrellevar el día a día.

¿Cómo ves ahora la profesión?

Creo que la profesión goza de buena salud; los estudios de Grado en Relaciones Laborales y Recursos Humanos están muy demandados y el nivel de preparación es muy superior al de etapas anteriores al Grado.

No obstante, parece que la colegiación se ha estancado últimamente, lo que seguramente tiene que ver con la crisis en la que estamos inmersos.

¿Recuerdas alguna situación concreta a lo largo de tu trayectoria que merezca considerarse un ejemplo de tu desempeño profesional?

En todos estos años me ha tocado vivir muchas situaciones, pero nada comparado con el reto que hemos tenido que afrontar debido a los tremendos efectos sociales y económicos de la pandemia en los negocios de nuestros clientes, y que ha resultado determinante para demostrar como nuestros despachos han sido claves para que el sistema de ayudas a las empresas, autónomos y trabajadores, diseñado por la Administración, se haya materializado, pudiendo paliar en parte el enorme daño que la grave crisis del coronavirus ha infligido a las economías familiares.

¿Qué opinión te merece el Colegio? ¿Crees que ha defendido y defiende los intereses de los Graduados Sociales?

Es imposible para mí hablar del Colegio, de mi Colegio, sin hacerlo sobre su presidente, persona cercana y trabajadora donde las haya y al que, por motivos personales, estaré siempre muy agradecido por el apoyo recibido cuando lo hemos necesitado. José Blas Fernández Sánchez, Pepe Blas, ha sabido imprimir al Colegio su sello de laboriosidad incansable y de verdadero amor por esta profesión y, junto con todos los compañeros que han formado parte de las diferentes Juntas de Gobierno, a los que desde aquí agradezco su trabajo desinteresado, nos han conducido por un camino difícil de transitar, salvando los obstáculos que otros interponían, pero siempre con un objetivo: defender la profesión y situarla en el sitio que se merece.

Por otra parte, la información diaria que nos envía a todos los colegiados, así como las continuas actividades formativas y de reciclaje que organiza, son muestras del magnífico hacer de nuestro Colegio, que le hacen ser un referente a nivel nacional tanto dentro del colectivo, como para otras profesiones jurídicas.

No quiero olvidarme de los empleados del Colegio, desde el inolvidable Agustín, hasta los actuales Mª Angeles, Isabel y José María, siempre solícitos y amables, y que son muy importantes para la buena marcha del mismo.

¿Qué logro más importante consideras que la profesión ha tenido? Y, por tus conocimientos ¿Cómo crees que la sociedad ha encajado esos logros?

Ese empeño que el Colegio ha puesto siempre, bajo el liderazgo de nuestro Presidente, que ha sabido moverse en los distintos estamentos gracias a su influencia y perseverancia, ha resultado determinante para conseguir el reconocimiento de nuestra profesión con pleno derecho en el ámbito jurídico, alcanzando hitos importantes tales como otorgar rango universitario a nuestro título, el derecho al uso de la toga, o el gran éxito del Recurso de suplicación ante el TSJ.

Yo mismo me vi beneficiado por estos logros ya que, en los años 80, y tras un largo procedimiento, me fue convalidada la asignatura de Derecho del Trabajo cursada en 4º de la carrera de Derecho, gracias al Título de Graduado Social, habiendo sido el segundo caso, tras uno anterior en la Universidad de La Laguna en Tenerife.

Por último, creo que es importante destacar que la enorme prueba a la que nos hemos visto sometidos los profesionales durante esta crisis del Covid-19, a pesar de su dureza, ha servido, por un lado, para darnos a conocer a una parte de la sociedad que nunca ha precisado de nuestros servicios, y por otro lado, ha ayudado a fidelizar a nuestros clientes empresarios y autónomos, que han podido constatar cómo hemos sabido estar a su lado en los momentos más difíciles que quizás nos haya tocado vivir.

¿Qué aconsejas a los Graduados Sociales en estos difíciles momentos?

Aunque no considero que deba dar consejos, sí me gustaría transmitirles a mis compañeros un mensaje de ánimo en estos tiempos tan complicados, para que continúen trabajando con ilusión por conseguir que diariamente, cada uno de nuestros clientes, vea resueltos sus problemas o, al menos, garantizarles que haremos todo lo posible para darles una solución. Creo que sólo por eso ya merece la pena nuestro trabajo.

Y a los nuevos compañeros que se incorporan, les diría que se mantengan preparados y actualizados permanentemente; es la única manera de crecer como profesionales. Es duro, pero debe ser así. Pero, sobre todo, que no olviden nunca mantener los principios éticos y morales que deben presidir toda actuación profesional, respetando en todo momento a los compañeros y sin querer ganar clientela a toda costa, utilizando los honorarios como señuelo, lo cual, sin duda, acabará finalmente perjudicándoles y desprestigiando a todo el colectivo.

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