Don José Vázquez Arrabal, colegiado nº167 con alta el 5 de octubre de 1976, una vez finalizados los estudios de bachillerato cursó los de Graduado Social por la Universidad de Granada, que se estudiaba en la Facultad de Derecho, y debido a que su padre siempre fue un hombre inmerso en la entonces Fábrica de Tabaco -donde ocupaba un puesto de responsabilidad-, se involucró en las relaciones laborales y, en especial, en la incipiente normativa de los accidentes de trabajo. Además, contamos con las palabras de un profesional que está en posesión de las Medallas de Bronce y Plata del Colegio.
¿Qué te impulsó a ser Graduado Social?
En los años 60 el comercio en la ciudad de Cádiz era muy prolijo, lo que hizo que mi padre tuviese una oficina para gestiones laborales. Ahí me relacioné y aprendí todo el comienzo y desarrollo de la actividad profesional de Graduado Social.
¿Cómo ves ahora la profesión?
No tiene nada que ver con lo que estudié, con lo que me desarrollé y con lo que es hoy. En los años 60 -yo soy de la promoción del 69-, al Graduado Social no se le conocía; primero porque no existía el Colegio y después porque quienes estudiaban esta carrera lo hacían para obtener un título sin más, sin pensar en el ejercicio profesional. Pero hoy es una profesión consolidada que pasó de ser una carrera de grado medio a ser Licenciatura y Grado, algo que la sociedad ha visto crecer tanto en competencias como en la Universidad, y quienes hoy están en las facultades nunca sabrán agradecer el trabajo de los autores de estos grandes logros. Es decir, una profesión imparable.
¿Recuerdas alguna situación concreta a lo largo de tu trayectoria que merezca considerarse un ejemplo de tu desempeño profesional?
Yo, pese a que me inicié en el despacho de mi padre, me apasioné por el mundo de las Mutuas de Accidentes de Trabajo -antes Mutuas Patronales- y, concretamente, me involucré en la Mutua La Fraternidad de tal manera que llegué a ser Director Provincial y también Director Regional en Canarias. Es decir, fui un conocedor nato del mundo de los accidentes laborales, la prevención de riesgos y las enfermedades profesionales, las cuales viví intensamente hasta mi jubilación. Por eso fui un defensor de los Graduados Sociales, ya que eran con quienes las Mutuas nos relacionábamos y con quienes departíamos cursos, conferencias, charlas, jornadas, donde precisamente por mi cargo colaboré en muchas de ellas con el Colegio y el Consejo General. Es decir, mi profesión de Graduado Social tuvo la especialización en ese campo.
¿Qué opinión te merece el Colegio? ¿Crees que ha defendido y defiende los intereses de los Graduados Sociales?
En el Colegio tuve el honor de formar parte de la Junta de Gobierno y siempre valoré y valoraré los logros de la profesión en una sola persona que es nuestro compañero Pepe Blas. Ha sido el alma de la profesión a nivel nacional. Un presidente indiscutible, y me consta que todo el colectivo le está agradecido por el trabajo y los logros que ha tenido para la profesión. He visto cómo trabajaba, luchaba y se enfrentaba a otros colectivos como hizo con la Ley Orgánica del Poder Judicial, cómo consiguió pasar la carrera del Ministerio de Trabajo a Educación y cómo trabajó para que la Facultad que hoy hay en Cádiz, que es obra de él, aglutinara ese título que se tiene de Licenciatura y posteriormente de Grado. Esto no solo lo digo yo, gratuitamente, sino que lo dicen todos los que conocen al colectivo; desde la Judicatura hasta el último funcionario de los organismos donde desempeñamos nuestra labor. Ojalá nunca se canse y nos siga representando como lo ha hecho hasta ahora, porque en el momento que nos deje por razón de cansancio o jubilación, la profesión no será la misma. Por ello no debemos permitir que deje de guiarnos y de que esté con nosotros a la cabeza.
Por supuesto el Colegio nos ha defendido, nos defiende y es un ejemplo a seguir, pues me consta que el Colegio de Cádiz lo ponen de ejemplo no sólo los otros Colegios de esta provincia, sino también los de Andalucía y a nivel nacional.
¿Qué logro más importante consideras que la profesión ha tenido? Y, por tus conocimientos ¿Cómo crees que la sociedad ha encajado esos logros?
El mayor logro creo que ha sido el reconocimiento académico del título. Hoy tenemos el mismo nivel que otras carreras que incluso nos menospreciaban. Conseguimos la Licenciatura y el Grado, y el que lo desee también puede hacer el Doctorado. Eso era impensable. Esta situación nos ha permitido estar entre el resto de universitarios y con logros profesionales que nunca creíamos poder alcanzar. Yo estuve presidiendo la Comisión de Relaciones Públicas del Colegio y me consta la intensidad de los cursos y de la formación que permanentemente hemos tenido, al igual que hemos sabido impregnarnos en la sociedad trayendo a nuestra tribuna de oradores infinidad de prestigiosos magistrados del Supremo, políticos, ministros, catedráticos y un largo etcétera que están en la hemeroteca del Colegio. Es decir, nuestro Colegio se ha superado diariamente, ha luchado por estar reconocido en todas partes y, por supuesto, la sociedad nos ha encajado perfectamente debido a que los logros conseguidos no han sido fáciles. Quiero recordar aquí a nuestro querido presidente, que por ponerse una toga en estrados le pusieron una querella que supo superar y supimos conseguir todos a una lo que hoy tenemos, porque nadie regala nada y me remito a la Ley Orgánica del Poder Judicial donde si no hubiésemos tenido la mano de Pepe Blas, por su condición de parlamentario, hoy no estaríamos en ella.
¿Qué aconsejas a los Graduados Sociales en estos difíciles momentos?
Yo les aconsejo que estén diariamente reciclados. Esta profesión no trata de obtener un título para colgarlo. Esta profesión tiene que prepararse a diario, ser conocedor de todas las normas que salen constantemente. Cosa que no es fácil, pero ahí estamos todos trabajando como ocurre en estos momentos de la pandemia, donde los Graduados Sociales hemos demostrado que nuestro desarrollo profesional ha sido crucial para los ERTES y la propia Administración lo reconoce, por lo que a quienes se incorporen les pido que mantengan el nivel de estudios de las normas y que se preparen permanentemente porque ese es el éxito de un profesional.
Por último, en este 50 aniversario quiero recordar cómo trabajaron por la profesión tantos compañeros, y en especial quiero tener un recuerdo para los que estuvieron en mi promoción y todos aquellos de la provincia que mantuvieron una relación especial conmigo, como Juan Antonio Novo, Argimiro Fernández Calderón, Gonzalo Cabrera, Ángel Luis Serrano, Miguel Morales, Pepín Puente, Rafael Cardenete, Nicolás Flores, Mª Carmen Monguió, Paco Vázquez y Pepe Blas, así como un montón de amigos que siempre llevaré en mi recuerdo.